Tras la derrota de Francia, el Reino Unido era la única potencia que aún plantaba cara a Alemania. La superioridad naval británica impedía a Hitler un ataque directo a la isla por lo que la aviación alemana, la "Luftwaffe", inició un plan de bombardeo sistemático de las instalaciones industriales y las ciudades del sur y el centro de Inglaterra. Las autoridades germanas confiaban en llevar por este medio a Inglaterra a la capitulación o, al menos, a acomodarse a la nueva Europa dirigida desde Berlín.
Sin embargo, el nuevo gobierno británico, presidido por Winston Churchill desde mayo de 1940, supo hacer frente al ataque, y la aviación británica, la "Royal Air Force" se impuso poco a poco en los cielos europeos. La resistencia británica hizo que Hitler volviera sus ojos hacia el sur de Europa.
Sin embargo, el nuevo gobierno británico, presidido por Winston Churchill desde mayo de 1940, supo hacer frente al ataque, y la aviación británica, la "Royal Air Force" se impuso poco a poco en los cielos europeos. La resistencia británica hizo que Hitler volviera sus ojos hacia el sur de Europa.
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